La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH), aprobada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948, fue una respuesta internacional a las dramáticas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial sobre millones de personas en todo el mundo.
Entre ellas, fue determinante la barbarie ejecutada por el Tercer Reich vulnerando los derechos básicos de millones de personas y cometiendo los crímenes más abyectos con el propósito de exterminar a la población judía y al resto de colectivos estigmatizados.
No nos puede sorprender que aquella Declaración se inspirase en los juramentos de Buchenwald y de Mauthausen en los que los supervivientes de los campos nazis reafirmaban su compromiso en la construcción de un mundo mejor que el que dejaban atrás. Eran conscientes del precio que pagó su generación por su posicionamiento crítico y su activismo contra los regímenes nazi-fascistas y esa conciencia les interpelaba, de nuevo, para garantizar un futuro donde la Justicia y la Paz estuviesen garantizadas para las siguientes generaciones.
En noviembre de 2005, la Asamblea General de la ONU estableció el 27 de enero, aniversario de la liberación del campo de Auschwitz, como Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto (DIMVH). Ambas resoluciones tienen objetivos que se complementan y retroalimentan año tras año.
El mensaje propuesto para la próxima conmemoración del DIMVH es el de la «Fragilidad de la Libertad«. Una fragilidad que constatamos, día a día, ante la terrible repercusión de los conflictos bélicos sobre la población civil (Palestina y Ucrania como ejemplos) o por la sistemática vulneración de los DDHH en diferentes partes del mundo, afectando a diversos colectivos ya sea por razones de género, políticas, religiosas, económicas, medioambientales…
Ante este panorama desolador de los DDHH en la actualidad, no cabe ni el silencio cómplice ni la melancolía contemplativa. El deber de memoria hacia todas las personas que sufrieron aquella ignominia, hace ya tantas décadas, lo es también para reivindicar los valores de justicia, de solidaridad internacional y de paz por los que se comprometieron, dando todo lo que tenían, incluso su vida.
Una vez más, al celebrar este Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto hacemos un llamamiento a la participación en los diversos actos convocados. Manifestamos nuestra empatía colectiva y solidaria con las víctimas del pasado pero también reconocemos las vulneraciones presentes de los DDHH y proclamamos la necesidad de garantizarlos para todas las personas y lugares del mundo.
Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España
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